Sonríe de oreja a oreja, de forma ficticia pero universal. Es el 'smiley' ':-)', el primer y más famoso emoticono de la historia que cumple 25 años. La omnipresente carita redonda festeja su cuarto de siglo por todo lo alto en su lugar de nacimiento, la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg (Pensilvania). Y lo hace sonriendo, claro.
No es para menos porque este icono ha revolucionado la comunicación no verbal en el ciberespacio: el pequeño 'smiley' ha logrado vencer las limitaciones que tiene el comunicarse por texto sin poder expresar emociones o expresiones faciales.
Con esta capacidad, que transmite únicamente por dos puntos, un guión medio y un paréntesis, el 'smiley' seguramente ha evitado algún que otro enfado injustificado entre internautas.
El creador de este signo es Scott E. Fahlman, profesor de investigación de la Universidad Carnegie Mellon, que estos días no tiene tiempo para dedicarse a su afición, la inteligencia artificial y sus aplicaciones informáticas. Está abrumado por las llamadas y felicitaciones que recibe en su despacho de Pittsburg.
Cuando Fahlman inventó este emoticono, tenía 34 años, y casi nadie utilizaba ordenadores. Menos aún enviaban mensajes, pero la Universidad Carnegie Mellon era ya un hervidero de innovación y de largas conversaciones electrónicas.
Así nació el ':-)'
En aquella época, se colgaban mensajes fluorescentes con caracteres en naranja o verde constantemente en los boletines internos de la universidad frecuentados tanto por alumnos como por profesores.
Entre mensajes oficiales, preguntas científicas y contenidos más distendidos, alguien envió un correo bromeando sobre una supuesta contaminación en un ascensor, lo que desató un gran debate sobre el límite del humor en la red y cómo marcar los comentarios divertidos para que nadie se los tomara en serio.
Fahlman, que llevaba entonces solamente unos años como profesor en la Universidad de Carnegie Mellon, envió su respuesta con el siguiente contenido: "propongo la siguiente secuencia de caracteres para los bromistas: :-)", escribió. "Leedla de lado", aconsejó a los internautas.
El mensaje fue colgado en el boletín electrónico el 19 de septiembre de 1982 a las 11:44 de la mañana. Así fue cómo el Smiley vio la luz en la red hace exactamente 25 años. En el mismo correo, Fahlman propuso utilizar ':-(' para aquellos mensajes que no son broma. Pronto se convirtió en un símbolo para reflejar la frustración, el enfado o el desagrado de una persona.
La propuesta de este profesor fue acogida con gran entusiasmo entre los alumnos y empleados de la Universidad de Carnegie Mellon, y el 'smiley' saltó rápidamente a otras universidades y foros a través de la entonces todavía rudimentaria red. En pocos meses aparecieron nuevas expresiones, como el que se queda boquiabierta ':0' ó el que guiña ';-)'.
Un original recuperado años después
Desafortunadamente, Fahlman no guardó una copia de su mensaje de aquel día de octubre, porque no le concedió mayor importancia a su invento. Con el tiempo, sin embargo, se dio cuenta de que el fenómeno de su Smiley no iba a ser solamente una moda pasajera, sino que perduraría en el tiempo, que se iba a expandir por todo el mundo y al mismo ritmo que Internet entraba en más y más hogares.
Durante años este emoticono original había estado perdido, hasta que un compañero suyo de la Universidad Carnegie Mellon, Jeff Baird, lo localizó con otros tres amigos, haciendo un "esfuerzo heroico" y justo a tiempo para celebrar su entonces 20 aniversario, según cuenta el propio Fahlman en su página web.
Ahora, con motivo del 25 aniversario de su cara sonriente, Fahlman explica que a pesar de los años transcurridos, sigue sin salir del asombro y ve divertido el éxito que ha tenido su invento.
Este estadounidense, que vive con su mujer en el campus de la misma Universidad, ve con orgullo y fascinación cómo "un pequeño mensaje que puse en unos 10 minutos, se ha transformado en algo que se ha extendido a todo el mundo", señala.
Fahlman nunca ha recibido una contraprestación económica por su invento, que utilizan cada día millones de internautas. Pero él cree que debe ser así: "Es mi pequeño regalo para el mundo", dice.
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