un buen día mi estrella comienza a parpadear,
pierde luz para perderse en la noche
y me desoriento, pues ella siempre ha sido mi norte,
mi serenidad
y mi hemisferio racional...
una estrella que necesita que la mire,
que le recuerde que luce como ninguna
y le cante, la contemple y la mime sin pudor
pues todos mis planetas
sólo conocen su órbita...
y yo me siento ciego y castrado,
las lagrimas de san lorenzo no caen en agosto,
si no sobre las esferas
de mis pómulos...
y no puedo evitar pensar que ella
debe ser científicamente
la estrella polar, mi osa mayor,
el centro de mi universo...
que vivimos en galaxias de sangre,
que somos satélites paralelos
que cualquiera se deleito
en las noches menorquinas...
sentados en la bocana, un cigarro,
dos caladas,...
y en el horizonte luce ella,
y un poco por detrás yo...
y la luna le odia, el sol se acongoja,
casiopea se apaga
y el carro se pierde
al sentirse impotentes ante mi estrella hermana,
que emana luz por donde pasa,
pero que hoy parpardea,
duda, ranquea y se tambalea...
porque quizás no le recordé mi única verdad:
y es que para estrellas esta ella...
sólo ella...
nada más que ella...
mi única estrella...
Hace 1 semana
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