salvando a gaia...

vía periodista digital...

El científico británico James Lovelock, el padre de la hipótesis de Gaia -que postula que los seres vivos regulan en su conjunto el planeta para crear unas condiciones que garanticen su supervivencia- publica esta semana en Nature una propuesta para ayudar a combatir el calentamiento global.

El científico, conocido mundialmente, ha declarado en ocasiones anteriores que el proceso de cambio climático es irreversible, incluso aunque la humanidad recurra con fe ciega a las fuentes de energía renovable. De hecho, sorprendió a los ecologistas al proponer el uso masivo de la energía nuclear como única manera de retrasar el fenómeno.

Fertilización natural

En el artículo, Lovelock propone recurrir a los océanos como tratamiento de emergencia para ayudar a la Tierra a que se cure de forma autónoma de su peor enfermedad: el calentamiento global.

Esa cura pasa la instalación de tubos gigantes en los océanos, que permitirían bombear verticalmente las aguas que se encuentran a entre 100 y 200 metros de profundidad, las más ricas en nutrientes. Las algas superficiales, fertilizadas por ese aporte, florecerían en grandes extensiones, y contribuirían a la reducción del dióxido de carbono.

Lovelock recuerda que los océanos, que ocupan más del 70% de la superficie terrestre, constituyen un "espacio prometedor" para estimular el planeta para que se cure él mismo del cambio climático.

Sólo la Tierra puede salvarse a sí misma

Como efecto añadido a esta instalación estaría una mayor generación de sulfuro de dimetilo por las bacterias oceánicas, un compuesto que fomenta la formación de nubes en la atmósfera. Eso mejoraría la reflexión de la radiación solar del planeta y facilitaría su enfriamiento.

Lovelock reconoce que "semejante propuesta podría fracasar quizás en el campo económico o por la ingeniería", pero la solución al calentamiento global del planeta, añade, tendría que pasar por la estimulación de la propia energía de la Tierra.

La eliminación de 500 gigatoneladas de dióxido de carbono del aire, explica, escapa a las capacidades tecnológicas actuales del ser humano, por lo que sostiene que si no se puede "curar" el planeta de forma directa quizás se podría intentar ayudar a que se cure él mismo.

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