Silvia Cañella- Ayer les hablé de la disfunción sexual y hoy vamos a dar la vuelta a la tortilla. ¿Se imaginan que una mujer pueda tener 300 orgasmos al día? Pues es posible. Quizá les suene porque fue uno de los casos de la serie de médicos "House". Se trata del Síndrome de Excitación Sexual Persistente, un problema poco conocido, pero real.
El Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PSAS) afecta sólo a mujeres y es el resultado de una excitación genital espontánea y persistente, con o sin orgasmo o congestión sanguínea genital, no relacionada con ningún tipo de sensación de deseo sexual.
Las personas que lo sufren suelen tener vergüenza y no hablar de él.
Fue documentado por primera vez por la doctora Sandra Leiblum en el año 2001, y solo recientemente caracterizado como un síndrome diferenciado en la literatura médica. En particular, no está relacionado con la hipersexualidad, algunas veces conocida también como ninfomanía o satiriasis. Además de ser un trastorno muy inusual, se sabe que aquellas mujeres que lo padecen prefieren frecuentemente no informar de ello, ya que lo consideran vergonzante o embarazoso.
La excitación física provocada por este síndrome puede ser muy intensa, y persistir durante extensos períodos de tiempo, algunas veces días o incluso semanas. En ocasiones, el orgasmo puede calmar temporalmente los síntomas, pero estos retornan en cuestión de horas. Los síntomas pueden ser: debilitamiento y dificultad de concentración en las tareas mundanas. Algunas situaciones: viajar en coche o en tren, las vibraciones de los teléfonos móviles, o incluso ir al servicio, pueden agravar el síndrome de forma insoportable.
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