el hada que no quería volar...

felicidades...
tu cuento...

el hada que no quería volar

los países muy muy lejanos no existen,
ni nunca jamás, ni la playa…
son cuentos,
proyecciones de nuestros deseos y anhelos más profundos,
todo aquello que queríamos tener,
ilusiones para satisfacer el vacío de nuestros calendarios…
el refugio del loco…
y yo soy unos de ellos,
y te digo que si tras lo leído
sigues sin creer en ninfas
y edenes,
mejor no pases de este punto y aparte


.



en el paraíso urbano en el que sobrevivo
existen hadas,
y los bosques encantados,
y las musas…
no siempre el sol sonríe
y muchas veces las princesas se quedan dormidas…
es un cuento de los de verdad,
de gente mala y segundos complicados,
pero en general
se acaban comiendo perdices…

este cielo es mi ciudad,
donde muchos ven ruina
yo veo melancolía,
donde la gente siente miedo
yo me tumbo a dormir…
y soñar…
descansar…
abrir los ojos bien cerrados
para descubrir todo lo dulce y diminuto
que se puede degustar
si mantienes lo ojos abiertos
bien cerrados,
porque no quieren ver lo que todo el mundo ve…

esta,
tu casa particular,
no está hecha a tu medida,
pero lo pueblan grandes personas,,,
lunas asiáticas, princesas roqueras
e incluso una estrella más blanca que el sol…
son contrastes melódicos en una canción arrítmica
e incoherente,
pero que marcan la tónica y distinción
del pentagrama semanal…
también existe un hada,
ninfa de levante
y musa sin quererlo,
ni yo ni ella…
pues las musas no son ni hombres
ni mujeres,
ni si quiera son personas…
son la esencia de la vida,
el color sobre el blanco
que desprenden algunas historias…
y esta hada tiene su propia historia,
y entonces se viste de musa
porque tiene algo que inspirar,
un relato que vale la pena dibujar…

y el hada quería volar,
coger las alas que por miedo guardó y perdió,
para sacárselas
y volver al país de los que imprimen sus pulsiones
sobre viejas libretas,
pero tenía miedo a volar,
miedo o vergüenza,
pánico al ojo fugaz quizás,
a las miradas que miran, no leen
y menos sienten…
que no comprenden…

muchas veces le dije que saltase,
le hablé del abejorro
que al no saber que no podía volar,
lo hacía sin reparo…
se la veía triste,
sin ganas de divisar nuevas costas
ni vivir nuevos cuentos…
estancada en un sin más
de normalidades
demasiado cercanas a una realidad
demasiado políticamente correcta y normal
como para poder ser buena…

pero un día decidió pasar
del punto y aparte
para dejar atrás los párrafos insípidos de la vida empírica,
abrió el cofre
y esculpió en un muro digital
que nunca más dejaría de volar…

ese día se vistió de musa,
pues un duende amigo suyo
de lejos la vio,
y soñó,
y escribió en las nubes
que él también quería volar,
y sin darse cuenta ya estaba junto a la luna,
flotando,
y era una noche de martes,
como cualquier otro,
pero ese fue especial…
esa noche besó a la luna,
voló a las estrellas
y le dio las gracias a aquella hada,
por recordarle por qué debía volar…
por romper las normas
y volar…

jax 06

1 comentario:

Norma dijo...

Muchas gracias... después de tanto tiempo, al volverlo a leer... he recordado que era precioso. Y lo será para siempre porque nunca nadie había hecho antes algo parecido para mi. Y no digo por mi, sino para, porque es para mi.
Gracias abejorro,
Tu hada.