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La historia de Lucas Masciano daría para componer una canción, o más de una. Precisamente lo que ahora defiende a capa y espada, un disco de canciones que beben de sus experiencias, no siempre positivas, en su vida personal y que vivió un punto de inflexión con el accidente que sufrió hace trece años. A partir de ahí, Lucas Masciano decidió dedicarse exclusivamente al mundo de la música y para ello cambió de aires. En el año 2001 aterrizó en Barcelona acompañado de su guitarra y con la calle como medio de supervivencia. Él asegura que no cree en el destino pero sí en el poder de las personas. Quizá ese poder fue lo que hizo que David Otero, de El Canto del Loco, se fijara en él y lo ficharan para Manicomio Records, su particular sello discográfico. Lucas Masciano presentará su tercer disco, Todo bien, este sábado en la sala Bikini de Barcelona.

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-Me gusta que sea optimista con el título de su trabajo discográfico. ¿Ha tenido que sufrir mucho para llegar a este "todo bien"?
-(Sonríe). Bueno, es todo un proceso. La verdad es que han tenido que pasar muchas cosas para poder llegar aquí y hacer este disco, un disco más maduro y en el que me he podido rodear de la gente más adecuada.

-En 1995 tuvo un accidente que le obligó a orientar su vida. ¿Hasta qué punto ese año ha sido crucial para que ahora pueda presentar este disco?
-Hubo un cambio a nivel personal, venía tomándome la vida mucho menos en serio, tuve un golpe duro y a partir de ahí decidí dedicarme a la música profesionalmente y empecé a tener este sueño en mente que ya no he podido abandonar nunca más.

-También cambió de ciudad. ¿Ha notado mucho la diferencia entre la vida en su Argentina natal y la de Barcelona, ciudad en la que reside desde hace unos años?
-Totalmente. Se nota mucho. Pero el tiempo hizo que cada vez me sintiera más cómodo con la gente de aquí y a los pocos días ya estaba bastante instalado y adecuado a mi nuevo hogar. Más que extrañar el lugar lo que acabas echando de menos son las personas que dejé allí, pero ahora estoy muy bien aquí y eso compensa.

-Su música bebe de todas estas experiencias cotidianas, cambios incluidos…
-Sí, en mi música hay muchas historias vividas, especialmente en las letras. Han pasado muchas cosas en los últimos años y todo tiene que ver con esas cosas que me han pasado, con la inmigración, con el estar lejos o el perseguir un sueño por difícil que parezca.

-¿La base de esta música es la extrema sencillez de su pop?
Podía ser. Básicamente es música pop, que es el rollo que me sale componer de forma más espontánea.

-Cuando usted llegó a Barcelona fue músico de la calle. ¿Es ahí donde un artista valora más la espontaneidad artística de sus temas?
-Las canciones que estaba tocando en la calle en ese momento son las canciones que formaban parte de mi primer disco, Al diablo con todo.

-Significativo también. Cantando en la calle o en el metro un tema que lleva por título Al diablo con todo. ¿Estaba enfadado con el mundo?
-Compuse ese tema cuando me fui de Argentina, un par de días antes, de hecho. Estaba cogiendo fuerzas para todo lo que se venía, mandar al diablo el pasado, el presente y empezar a pensar que tenía que mandar al diablo todo lo que había dejado atrás para crear cosas nuevas. Empezar de cero, vaya.

-¿Qué pasa ahora por su cabeza cuando ve a otros músicos intentándose ganar la vida en la calle o esperando una oportunidad como la suya?
-Me traen muchos recuerdos. Hay un sitio por donde paso casi siempre y me siento ahí muchas veces a escuchar. Me invaden un montón de recuerdos. Vine hace seis años sin saber lo que iba a hacer, sin mirar para atrás, y ya tengo tres discos y estoy haciendo lo que había venido a buscar. Conozco a mucha gente del medio aquí en España, pero han tenido que pasar seis años y ahora me invade mucha nostalgia.

-¿Echa algo de menos de esa etapa, por ejemplo la atención de la gente que paraba espontáneamente a escucharle sin pedir nada a cambio?
-No sé, es distinto. En aquel momento tenía unas perspectivas y ahora tengo otras. A hora lo que quiero es actuar con el corazón, pienso que las personas también van cambiando y es imposible ser de la misma manera. Me parecería ilógico seguir siendo el mismo que hace unos años. Nunca se me ha criticado por el hecho de haber salido de la calle, así que pienso que no cambia mucho mi música ahora o antes.

-¿Por qué le deberían criticar por salir de la calle?
Porque muchas veces hay quien lo ha intentado. La calle fue una necesidad y un proceso que tuve que pasar para hacer algo, y le tengo total respeto a eso que hice. Pero también sé que se acabó.

-Si usted manejara una discográfica, ¿miraría hacia allí a la hora de buscar nuevos valores?
-Claro. Hay muchos músicos interesantes tocando en la calle, incluso cuando suben por primera vez en el escenario.

-Dejó la calle y ahora tiene una colección de tres discos. Dice el tópico que ahora me dirá que este Todo bien es su mejor trabajo…
Sí, te lo tengo que decir, lo siento (ríe). Las canciones del disco de Al diablo con todo eran buenas, pero con este Todo bien noto que es un disco muy bonito porque está generando cosas en la gente que a lo mejor no había percibido con otros discos anteriores.

-Explíqueme.
-Estoy notando movimiento desde un previo. Es un movimiento especial que antes no había, no sólo con el público, también con la gente de los medios y con la compañía. Principalmente con el disco, no sólo por la gira que hago con El Canto del Loco.

-Ha sabido escoger bien los nombres que le rodean, al menos en esta nueva etapa de Lucas Marciano…
-Sí, es gente muy respetada en el ambiente y, sobre todo, muy buenas personas.

-¿Cree en el destino?
-Creo mucho en el poder de las personas, y en el poder de buscar siempre lo que cada uno necesita.

-Se lo digo porque usted conoció a David de Otero de El Canto del Loco por pura casualidad.
-Me suele pasar muy menudo, te lo prometo. Con el tiempo, me van sucediendo las cosas que voy necesitando o voy queriendo. Parece el guión de una película.

-Vaya, yo sé lo explico. Chico que quiere ser músico, ve un día en la televisión a un grupo de rock español, se fija en uno de sus componentes y días después, esa misma persona aparece en la calle donde él toca y se siente atraído por su música. ¡De película de sobremesa con siesta incluida!
(Ríe). Sí, sí, es así. Y con el primer disco me pasó algo similar.

-Le han comparado musicalmente hablando con otros artistas de su país como Andrés Calamaro?
-Son cosas diferentes y vidas distintas. Claro que yo he escuchado mucho su música y he tenido, en cierto modo, influencias suyas, pero él también ha tenido sus influencias. A mí me parece que no tenemos nada que ver, y a él le tengo mucho respeto. ¡Y lo descubrí en España, no en Argentina!

-¿Se siente cómodo como telonero de la gira de El Canto del loco? Parece que están en niveles distintos…
-Tengo un tercer disco pero no he logrado alcanzar al público de una forma masiva. Y la gira lo que me va a permitir es llegar a un público más numeroso, que creo que ahora es lo que más necesito. Mucha gente se enterará de que hay un artista que se llama Lucas Masciano y que presente un disco que se llama Todo bien. Estoy muy ilusionado.

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